martes, 21 de abril de 2009

El turismo, por encima del patrimonio cultural

El Gobierno del Estado justifica que con el proyecto habrá empleos; los pobladores lo rechazan

GUADALAJARA, JALISCO.- En 2010, la Isla de Mezcala brillará por los fuegos artificiales y aparecerá en la prensa nacional y hasta en los folletos de las más prestigiadas agencias de viaje. Cientos de paseantes manejarán a un lado de la Ribera de Chapala y pagarán por una lancha que los lleve al recinto fortificado. Ahí escucharán el relato de que más de 400 insurgentes resistieron a los realistas de 1912 a 1916 y que fue prisión de 1819 a 1856. Pero a nadie se le dirá que hubo saqueo arqueológico, que hay daños irreversibles en la restauración de los edificios fortificados, que no tomaron en cuenta a los indígenas coca del lugar y que no se invirtió ni un solo centavo en la investigación histórica.

“Este proyecto no ha sido más que una comedia de simulaciones, en la que el espectáculo ramplón está por encima del patrimonio… El riesgo es que suceda lo mismo que en Teotihuacán”, opina el arquitecto del Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Jalisco, Cuauhtémoc de Regil, quien supervisó de 2005 a 2006 las obras que encabeza la Secretaría de Cultura (SC) de Jalisco y documentó una serie de reconstrucciones falsas, sin documentos que las sustentaran, con lo cual anularon la posibilidad de analizarlos arqueológicamente y así “explicar los usos y funciones de cada inmueble, pues todo se hizo sin apego a la norma”.

Actualmente los trabajos están detenidos, en espera de que lleguen los recursos de este año. Pero en meses pasados, cientos de trabajadores iban y venían de la Isla del Presidio para concluir las obras. Y cada que desgarraban la tierra con su pala, aparecían vasijas, huesos, navajas de obsidiana, metates, piedras talladas y otros materiales rituales que revolvían y metían en bolsas de plástico.

La investigadora Verenice Heredia de El Colegio de Michoacán (ColMich), comenta que en éste como en cualquier sitio, si no pueden explicar la procedencia de cada pieza, “es básicamente un saqueo, punto. Porque pueden decir, ‘lo encontré ahí’. Sí, ¿pero de qué capa, estaba asociado a qué cosa? Si no lo explican, reitero, es un saqueo con permiso”.

En una visita que hizo EL INFORMADOR en enero, se constató que había objetos apilados en un rincón. El guardia dijo que se los llevaban en bolsas y los guardaban en la presidencia municipal de Poncitlán.

Liza Noemí Tapia, la arquitecta contratada por la SC para ejecutar el proyecto, afirma que sí se ha hecho un registro pero que “de momento no pueden acceder a él. Todos los costales que han salido los hemos fotografiado, asignándoles claves para que el INAH termine la documentación”.

En 2006, el investigador Rodrigo Esparza de El ColMich realizó una prospección arqueológica y encontró materiales revueltos de todas las épocas, “desde el 200 antes de nuestra era, de la etapa de Teuchitlán, pasando por la fase de El Grillo, hasta la época de la llegada de los españoles y la Independencia. Tenemos hasta un montón de cerámica actual de los mismos chayoteros que habitaron después la isla”.

En 2008, Esparza señaló en entrevista que era fundamental continuar con el proyecto arqueológico, pues la isla es un punto medular de estudio de la unión entre las tres zonas geográficas que confluyen en el Lago de Chapala: el Bajío, la Cuenca de Sayula y los Valles Centrales de Jalisco, los que a lo largo de su historia constituyeron los nichos de desarrollo de las más importantes culturas del Occidente de México.

“Desafortunadamente le dieron más importancia a la restauración de los edificios construidos en el siglo XIX y la SC nos retiró el presupuesto para concluir la investigación”.

En opinión de Verenice Heredia, “es muy grave no tener a especialistas, porque pueden cambiar toda la historia del lugar. Cualquier proyecto serio nunca deja una excavación sin supervisar”.

Cuauhtémoc de Regil reflexiona que también era necesario un arqueólogo de lo colonial, aunque no esté contemplado en la Ley sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas. “Es un problema de nuestra legislación, pero aquí tenemos que recordar que esta ciencia reconstruye escenarios y no tiene fronteras: nadie está encargándose de reconstruir lo que sucedió en la lucha de Independencia y cuando fue presidio; no sabemos qué pasó ahí, es un sitio abandonado desde hace décadas”.

Una historia de irregularidades

En 1996, investigadores del INAH, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente y del Instituto de Limnología de la Universidad de Guadalajara crearon el Taller de Chapala, en el que se abordó el tema de la conservación del patrimonio histórico y cultural del lago y de Mezcala, desde una visión integral.

De ahí surgió una tesis de dos estudiantes (Akira Méndez y Ana Cacho) del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) —asesoradas por Cuauhtémoc de Regil— que realiza el primer levantamiento topográfico moderno de la Isla desde los primitivos planos históricos de principios del siglo XIX.

En 2005, Liza Noemí Tapia presentó un proyecto de intervención que incluía un levantamiento “que sorpresivamente resultó ser el mismo que el del ITESO”, puntualiza el arquitecto del Centro INAH Jalisco.

Este proyecto licitado y pagado por la SC, “se convirtió en un proyecto de reconstrucción, no de restauración arqueológica como es el caso, y se apartó de toda consideración técnica apegada a las normas vigentes en materia de conservación del patrimonio”.

El 5 de febrero, los más antiguos de Mezcala manifestaron su inconformidad porque las autoridades estatales y municipales no les han informado sobre las obras de restauración que se reactivaron en noviembre con los cinco millones de pesos que destinó en 2008 el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta). “Ya todos somos viejecitos, no podemos caminar, pero estamos aquí para defender nuestro territorio”, dijeron aquel día, en el que celebraron 475 años de que el emperador Carlos V y el virrey de la Nueva España, Antonio de Mendoza, les reconocieron la propiedad de sus tierras, incluida la Isla.

En ese recorrido, se constató que tampoco había arquitectos especialistas en restauración a cargo de los trabajadores. El responsable en ese momento era ingeniero Abraham Castellanos, residente supervisor de las obras por parte del municipio de Poncitlán, quien explicó que los edificios se restauran de acuerdo a como la proyectista Liza Noemí Tapia lo determina en planos.

De Regil insiste en que los trabajos continúan con criterios poco claros donde el protagonista central es el deseo de llevar a cabo las celebraciones del Bicentenario de la Independencia, las cuales tienen un presupuesto “jugoso” para muchos que usan el patrimonio para su beneficio y no el de los indígenas coca de Mezcala.

El investigador Manuel Guzmán, del Instituto de Limnología de la UdeG, quien fue parte del Taller Chapala, coincide en que desde que la SC tomó el proyecto, se ha ignorado a la comunidad, no se han hecho estudios de impacto ambiental, han tirado árboles nativos y “tenemos miedo de que hagan el mismo muladar que con la Isla Alacranes, pues ahí había anidación de aves y ya no llegan; el riesgo es que el proyecto turístico espante a las especies que llegaban a descansar”.

En la restauración de la Isla se han invertido alrededor de 20 millones de pesos. Este año hay cinco millones de pesos para este fin, más tres millones de pesos de la Secretaría de Turismo de Jalisco —con la posibilidad de que la Federación aporte la misma cantidad— para “infraestructura en el punto donde se realizarán las embarcaciones. Es decir, que la llegada sea más franca, para llegar derecho a donde salen las lanchas. También alcanza para calles, banquetas, andadores, porque no hay nada”, de acuerdo con el titular estatal, Aurelio López Rocha.

El Gobierno del Estado justifica que con este proyecto habrá empleos. Los pobladores lo rechazan, porque tienen claro que no quieren ser jardineros, veladores ni quieren limpiar las casas de los estadounidenses jubilados que intenten vivir en esta zona de la Ribera.

CRÉDITOS: Informador Redacción / MLCC

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