jueves, 26 de noviembre de 2009

Siembran 3 mil árboles para que Chichén Itza recupere su verdor

Más de 3 mil árboles de especies nativas, como caoba, cedro, flamboyán y “pich”, este último característico de la región, fueron plantados en áreas vulnerables de la Zona Arqueológica de Chichén Itza, en Yucatán, con lo que recobra verdor y se contrarrestan los efectos de la deforestación en el sitio maya, causados por efectos naturales como la seguía.

“Fundamentalmente se han reforestado las áreas más comprometidas y afectadas de la zona arqueológica, debido a las sequías y a las tormentas eléctricas cuyos relámpagos llegan a caer sobre los árboles”, afirmó el arqueólogo Ricardo Náfate López, responsable del proyecto.

Este programa de reforestación se llevó a cabo con el apoyo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que dono 4 mil árboles, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta). Los mil árboles restantes serán plantados el próximo año, además de recuperar otros mediante la siembra de semilla.

Entre las áreas verdes que se han repoblado destacan el sendero que lleva del Observatorio al Conjunto de Serie Inicial y la ruta que lleva del acceso principal al Campamento, así como la explanada principal y la Gran Nivelación.

Los árboles son atendidos con un sistema de riego fiable, con el fin de rehabilitar el césped y hacer de estas áreas, que son las más visitadas, espacios menos áridos y secos durante gran parte del año.

Náfate López indicó que entre los factores que afectan las áreas verdes del sitio, se encuentran los fuertes vientos registrados durante los huracanes, que provocan fracturas o desgajamiento de árboles, e incluso el desprendimiento total de ejemplares de más de 10 metros, “por lo que se pierden sombras indispensables para el desarrollo de la flora en la región”.

Asimismo, añadió, la pérdida de árboles se da durante las tormentas eléctricas, “la caída de rayos sobre éstos se da en promedio de cuatro o cinco ocasiones por mes”.

La sequía, dijo, es otra de las razones que producen la muerte de ejemplares, porque el cambio climático ha alterado la periodicidad de las lluvias y por ende el tiempo de secas ahora es más fuerte y prolongado.

El arqueólogo del INAH abundó que dentro de las 47 hectáreas del polígono de protección de Chichén Itzá se han detectado áreas con una severa aridez, en las que se han realizado estudios sobre la viabilidad de sembrar nuevos árboles, por lo que en el proceso de reforestación es fundamental brindarles las condiciones necesarias de sombra y riego.

Además de reforestar, en el sitio arqueológico de Chichén Itzá se busca recuperar de especies por florecimiento natural. Esto es, que se recolecta la semilla de algunos árboles, se almacenan y se siembran en otras áreas.
Con este sistema se han logrado sembrar también una gran cantidad de palmas de guano, un histórico y milenario arbusto que es aprovechado por los mayas, quienes usan las hojas para techar viviendas y la elaboración de artesanías.
Asimismo, se está intentando recuperar la especie llamada ciricote, o “k´oopte” en maya, árbol de hasta 15 metros de altura con una copa redondeada y muy densa, cuya flor de color naranja y su fruto amarillento son comestibles. Hasta la fecha, los mayas yucatecos usan la dureza y resistencia de la madera para sus construcciones.

viene de: Via.Informador.com.mx

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